domingo, 28 de abril de 2013

Triatlón Fuente Álamo 2013

Aquí estoy de nuevo, sentado, con el pc sobre mis doloridas piernas. Ayer tuve la oportunidad de participar por segundo año consecutivo en "el triatlón de los triatletas" como así es conocido el tri de Fuente Álamo. Dudas sobre mi actual estado de forma me asaltan durante toda la semana previa a la carrera, pues a diferencia de la natación y la carrera a pie, en la bicicleta no termino de encontrar buenas sensaciones este año. Dudas acerca de si "Don Lorenzo" nos acompañaría durante la competición, o si por el contrario, la tempestad del año pasado volvería a repetirse. Los pronósticos no eran los mejores, aun así, el cielo brilló durante toda la mañana. 

Comida, sobremesa y buen ambiente como acostumbra ofrecer el mundillo tri. Cogemos bus y dirección a Mazarrón. Bici en boxes, coloco zapatillas, gomas, dorsal y neopreno puesto. Al agua. Las condiciones son geniales, no muy fría y casi sin oleaje. Me encuentro bien, algo nervioso, pues es el 1er tri del año, pero nada que no deba ser lo normal, después de todo esos nervios indican que lo que hago me gusta y que siento emoción por lo que me espera. 

Pierdo de vista a mis compañeros del CD Tader Molina. Álvaro Nicolás y Daniel Martinez salen en categoría élite, 15 minutos antes que yo. Me gusta ver salir a todos los grupos de edad, observo como se colocan y cuales parecen ser las mejores posiciones de cara a afrontar la llegada a la primera boya. Leticia y mis padres se encuentran justo en la zona de salida. Los saludo. Se están convirtiendo en animadores fijos en este tri. Me desean suerte. Hay nervios, lo noto en las sonrisas que mis dos compañeros me lanzan tras gritarles y animarlos. En tan sólo unos segundos, suena la bocina y al agua. Su carrera ha comenzado. No volveré a verlos hasta cruzar la meta.

Me encuentro solo en la línea de salida. No es algo que me guste, prefiero compartir estos momentos con compañeros de club. Me inspiran confianza. Hoy toca ésto. No quiero problemas, este año sé que puedo nadar más fuerte, tengo la confianza suficiente. Los test que hemos hecho hasta ahora lo acredita. Me coloco en primera línea. Somos muchos, con diferencia la salida más numerosa. 

Salida. Salgo a tope, como en las entradas y salidas practicadas en los días playeros con los chicos y Jaime. No sé cómo, me veo en el suelo. Un empujón, un tropezón, ni idea. Beso la arena. En el tiempo que tardo en incorporarme, me pasa el grueso de participantes. Fail. Maldigo mi mala suerte. Sólo queda intentar recuperar lo perdido. Intento abrirme hueco, nadar, pero resulta imposible progresar. Es imposible atravesar una franja de personas tan grande en esos momentos de caos. Mis pensamientos son llegar como pueda a la primera boya. Tengo la esperanza de que allí el grupo se estire y queden huecos para poder avanzar. El año pasado sucedió algo parecido. Llego a la boya, el mar parece que se está poniendo algo más violento. Todo sigue siendo un caos. No he conseguido nadar más de 20m continuos. Es una continua interrupción. Patada en la cara y las gafas fuera. Sin más remedio he de pararme y colocarme las gafas en su sitio. Tengo miedo de perder las lentillas y que sea mi final. Paso la segunda boya y puedo empezar a nadar con ritmo, como querría haberlo hecho desde un principio. Noto que arrastro agua, que deslizo bien. La corriente nos ayuda. 

Toco arena con las manos y me incorporo. No he llegado nada fatigado, noto que la natación ha sido un paseo. Mal. Eso se traducirá en pésimos tiempos. Leticia me lo confirma, 13'50'' a mi paso por las duchas. Bajón. 

El neopreno se queda algo atascado. Al final sale sin problemas. Cojo la bici y con un saltito arriba. Si hay algo de lo que estoy satisfecho este año es de haber aprendido a montar y bajar de la bici según los cánones de triatlón. Mi inicio de bici no es explosivo. Necesito tiempo para que la sangre baje a mis piernas. Coloco bien las zapatillas y empiezo a subir. Hay un buen grupo delante, a unos 100m. Me resulta imposible cogerlos. Tiempo al tiempo. Poco a poco el grupo se va desintegrando, y yo con mi ritmo voy recogiendo a los descolgados. La distancia con el grupo se mantiene. Estoy haciendo una subida aceptable. Nos alcanzan triatletas de los que en lugar de piernas llevan pistones. Apretón y llegamos arriba. Ahora toca no perder grupo. La bajada no es peligrosa pero si hay que estar atento. Se va rápido. El grupo se estira y se termina cortando. Mucho aire de cara, al igual que en la subida. El tiempo ha cambiado por completo. El cielo se torna oscuro y empiezan a caer las primeras gotas. En unos segundos, la carretera es una piscina. Está lloviendo con mucha fuerza. Bebo más agua que en toda mi vida. El ritmo, decae, es imposible en algunos momentos ver más allá. Entramos a Fuente Álamo, el pueblo está desierto, a excepción de algunos valientes que se resguardan de la lluvia como bien pueden. Sus ánimos se agradecen. Entre ellos, mis fans incondicionales. Voy congelado. Entrada en la T2 perfecta. Bajo de la bici sin problemas. 

Zapatillas puestas. Hubiera dado igual dejarlas boca abajo. Está cayendo mucha agua. Me sienta bien bajarme de la bici. Necesitaba mover las piernas de otro modo. Necesitaba que cogieran calor. Controlo el ritmo al inicio. No quiero empezar muy eufórico, pues siempre me pasa factura al final. He de ir progresivamente. Van pasando los metros y me encuentro genial. No sé qué tiempos estoy haciendo, pero sí que corro sin problemas. No quiero mas que acabar sin ninguna caída. Voy aumentando el ritmo. Noto que la parte final de la bici ha sido muy relajada. Poco podíamos hacer con tal cantidad de agua. Eso me ha permitido llegar fresco a correr. El circuito me gusta. Ya lo conozco del año pasado. Manejo bien las distancias y el recorrido. Adelanto a mucha gente. Pocas veces he corrido con tan buenas sensaciones. Me gusta. Cruzo la línea de meta. 77º En categoría absoluta y 211º en la general. Me despido de Fuente Álamo con los compañeros de club comentando la jugada. Sin duda el post-carrera siempre es de lo mejor.  




Salud, kms y Frenadol